
Se llamaba Zoey y vivía lejos de aquí, pero ayer había quedado con Marcos, su novio, para hacer una merienda campestre, como las que solían hacer habitualmente. Él había propuesto este sitio y ella había aceptado de buena gana. Pero solo había sido hoy cuando había descubierto de sopetón que cada vez que alguien la besaba se convertía al instante en una gata, por lo que escapó rápidamente para que Marcos no se diese cuenta.
Después de eso le habían pasado más desgracias que si hubiera roto un espejo. La más grave había sido cuando apareció detrás de ella un enorme perro que pronto comenzó a perseguirla. Cuando creía que todo iba a acabar mal, sorprendentemente había aparecido su salvador: un gato pequeño, gris y blanco, que le había hecho frente valientemente al perro y lo había auyentado. Luego le había dicho que se llamaba Arturo y que se fuera antes de que volviese aquel perro. Zoey se tomó sus órdenes al pie de la letra y salió corriendo. Mientras corría, se le ocurrió que, probablemente, si volvía a besar a alguien volvería a la normalidad. Y era cierto.
Cuando Zoey se despidió apresuradamente de nosotras, no sabíamos si creer lo que habíamos visto y oído. Ciertamente, una historia increíble.

2 comentarios:
Es precioso Ale ,me encanta biks :]
Parece que te gusta mucho el Balcón del Rei. Buen escrito, aunque se parezca a Tokyo Mew Mew.
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