miércoles, 29 de abril de 2009

Comida con sorpresa



Hace mucho tiempo, mi gran familia y yo fuimos a comer al Balcón del Rey en el monte Carrasco. Llegamos muy temprano, por lo que teníamos bastante tiempo libre. Yo y mis primas subimos muy fatigosamente al mirador. Una vez arriba pasamos un buen rato observando el muy bonito paisaje. Fue entonces cuando ocurrió allí algo que jamás hubiésemos podido imaginar. Por delante de nosotros pasó corriendo como un rayo una gata negra y muy pequeña, apenas mayor que un perro chiuaua. Iba persiguiendo a un pájaro, posiblemente para cazarlo, pero cuando al fin lo atrapó no se lo comió, si no que, increíblemente, lo besó y, de repente, donde estaba la gata había una chica, tal vez de unos doce años, que nos sonreía alegremente. Mis primas y yo nos reunimos a su alrededor y le pedimos que nos contase su historia.
Se llamaba Zoey y vivía lejos de aquí, pero ayer había quedado con Marcos, su novio, para hacer una merienda campestre, como las que solían hacer habitualmente. Él había propuesto este sitio y ella había aceptado de buena gana. Pero solo había sido hoy cuando había descubierto de sopetón que cada vez que alguien la besaba se convertía al instante en una gata, por lo que escapó rápidamente para que Marcos no se diese cuenta.
Después de eso le habían pasado más desgracias que si hubiera roto un espejo. La más grave había sido cuando apareció detrás de ella un enorme perro que pronto comenzó a perseguirla. Cuando creía que todo iba a acabar mal, sorprendentemente había aparecido su salvador: un gato pequeño, gris y blanco, que le había hecho frente valientemente al perro y lo había auyentado. Luego le había dicho que se llamaba Arturo y que se fuera antes de que volviese aquel perro. Zoey se tomó sus órdenes al pie de la letra y salió corriendo. Mientras corría, se le ocurrió que, probablemente, si volvía a besar a alguien volvería a la normalidad. Y era cierto.
Cuando Zoey se despidió apresuradamente de nosotras, no sabíamos si creer lo que habíamos visto y oído. Ciertamente, una historia increíble.

2 comentarios:

Rubén Lorenzo dijo...

Es precioso Ale ,me encanta biks :]

Ursula Fernandez dijo...

Parece que te gusta mucho el Balcón del Rei. Buen escrito, aunque se parezca a Tokyo Mew Mew.