viernes, 12 de junio de 2009

Voy a ser tía


El sábado 12 de abril del 2008, como todos los sábados, había quedado con Claudia para recogerla en el portal de su casa a eso de las 16:00. De camino a Cangas, mi madre y yo, que íbamos solas a buscarla, nos cruzamos con mi hermano, mi cuñada y los padres de Lydia, que así se llama mi cuñada. Mi madre se asustó mucho porque mi hermano y Lydia nos habían mandado un mensaje de móvil diciéndonos que tenían que hablar con nosotras muy urgentemente... Cuando llegamos a Cangas nos dimos cuenta de que como ya era normal en Claudia, aún no había bajado, aunque nosotras ya estábamos acostumbradas a que llegase tarde y hasta las 16:30 no salió de su casa, pues su madre le había dicho que si no ordenaba su habitación y hacía todos los deberes o no la dejaría salir, no le quiso hacer caso, no la ordenó. Y cuando llegamos mi madre y yo tuvimos que esperarla media hora. 

 Cuando llegamos a mi casa mi hermano, mi cuñada y los padres de esta ya nos estaban esperando, pues tenían que decirnos algo muy importante, ya hacía unos días que mi hermano estaba demasiado feliz...

 Había llegado el momento, nos reunimos todos en la mesa, estábamos bastante nerviosas, Claudia se sentía muy rara porque estábamos todos los de la familia y ella. Mi hermano tomó la iniciativa, y nos dijo que nos alegraríamos mucho, en especial yo, teníamos nuestras sospechas de lo que nos querían decir, pero no nos queríamos hacer muchas ilusiones...

 Mi hermano se decidió a contárnoslo. Lydia estaba embarazada... Mis padres y los suyos se emocionaron mucho, pues era un gran sueño casi cumplido para nosotros... Claudia también se alegro mucho por mí.

 





miércoles, 10 de junio de 2009

La gran aventura

Era un día especial porque íbamos de excursión de fin de curso con el colegio a Asturias.

El recorrido se hizo aburrido por momentos y divertido también por momentos. A la salida de la autopista que unía Lugo con Asturias, estaba colapsada por el tráfico. Echamos más de tres horas y media allí parados.

Unos kilómetros más adelante paramos a comer algo en una área de servicio, unos amigos y yo encontramos un lagarto muy grande, lo cogimos y lo llevamos al autobús. Le pusimos de nombre Valentino.

La llegada al albergue fue divertida porque lo primero que hicimos fue hacer los grupos de la habitación, yo fui con: Iván Porto, Sergio, Mauro y Alex.

Al terminar, nos llamaron los monitores para decirnos las normas del albergue. Más tarde nos dejaron ir a dar una vuelta por la ciudad, cerca de una esplanada había unos chavales haciendo derrapes con las motos de cross. Iván se acercó a ellos para hablar, pero sucedió lo contrario porque empezaron a hacernos señas con las luces, Iván empezó a correr y nosotros lo seguimos para escapar de las motos que nos venían detrás.

Nos metimos por muchos callejones hasta que los despistamos, uno de nosotros se dio cuenta de que era demasiado de noche para encontrar el camino de vuelta al albergue. 


 

 

Cerca de donde estábamos había una plaza muy grande y con bancos suficientes para dormir todos juntos. 

Los profesores estaban muy preocupados por nosotros la policía nos estaba buscando por los sitios cercanos al albergue. 

Al amanecer fuimos preguntando a la gente que pasaba, sí sabían donde estaba el albergue Camartín.

Caminando por una calle muy transitada nos encontramos con un cartel que indicaba muy bien donde estaba el albergue, nos dirigimos hacia él. 

Al llegar al albergue nos dieron muchos abrazos por parte de los profesores, monitores y amigos que se alegraron mucho de vernos. Por la noche hicieron una fiesta en nuestra llegada, con juegos, comida y mucha diversion, la fiesta duró hasta las doce de la noche.

Ya a la mañana siguiente, los monitores nos despertaron a la ocho para ir a hacer raftin a un río cercano, todo parecía muy bonito, hasta que supimos que los monitores nos podían tirar del la balsa.

Al final del trayecto hicimos una carrera, ganó mi balsa. Esa misma tarde nos marchamos de vuelta para casa.

  

miércoles, 3 de junio de 2009

El peor día de mi vida

El día empezó muy bien, mi madre, mi hermano y yo nos habíamos levantado muy tarde.

 Al levantarnos desayunamos con tranquilidad y cuando acabamos mi madre estuvo limpiando la casa y yo y mi hermano estuvimos jugando al escondite y mi madre como siempre echándonos la bronca por jugar en casa pero nosotros seguimos.

Cuando mi madre acabó de limpiar ya eran casi las 12 y media y se puso a hacer la comida. 

A mi hermano como le gusta mucho cocinar estuvo ayudando a mi madre a cocinar y yo viendo la tele.

A las 2 empezamos a comer y la comida estaba muy rica. Cuando terminamos empezó a sonar el móvil de mi madre, eran mi primas.

Ellas me preguntaron si podía ir a dar un paseo pero mi madre no me dejo pero la convencí y las llame y quedamos a las 5 y media.
Ver a imaxe a tamaño completoAl marchar cogimos una pelota de fútbol para ir al campo de fútbol de Cangas. Al llegar mis primas, mi hermano y yo nos pusimos a jugar hasta que mi hermano se aburrió y estuvo él solo jugando un rato y yo estaba  seguido  a ver donde estaba porque se podía ir.
Estuvo muy tranquilo y nosotras mientras jugando hasta que desapareció después lo estuvimos buscando por la playa pero no hubo suerte y lo seguimos buscando pero tampoco apareció.

Estuvimos preguntando a la gente que pasaba por allí si habían visto a un niño de 3 años con un chandal naranja Nike, moreno y un poco gordito pero la gente nos decían que por allí no había pasado un niño con esos rasgos.

Yo estuve llorando porque no lo encontramos por ningún lado hasta que un chico de mi edad más o menos, me dijo que estaba allí con ellos. 

Yo lo fui a buscar muy feliz de haberlo encontrado y él estaba llorando y me decía " Silvia no te vayas" repetidas veces y yo tranquilo Joel no pasó nada. Nos volvimos para casa y ya estaba más tranquilo pero no se lo contamos a mi madre porque si se lo contáramos nos mataba por haber perdido a mi hermano. Ese día fué el peor día de mi vida y desde esa no dejo a mi hermano nunca solo.

Un brazo roto

Recuerdo perfectamente cuando hace unos seis años me rompí un brazo.

Era un día normal y corriente, uno de esos días en los que no te apetece salir de la cama.

Ya eran las nueve menos cuarto y se me estaba haciendo demasiado tarde para desayunar. Mi madre vino corriendo a levantarme ya vestida casi de todo.

Me preparé mi desayuno, tuve que esperar como siempre a que la leche se calentara. Esto llevaba unos veinte minutos aproximadamente, por lo que empecé a vestirme mientras se hacía la leche.

Ese día tenía gimnasia, por lo que me tuve que poner el chandal blanco, que era el que utilizaba siempre en las clases de gimnasia. Pero no me lo puse, al contrario me puse un pantalón vaquero y una camiseta nueva que me había comprado mi madre el día anterior, porque al llegar al colegio el profesor nos había dicho que no podía venir por que se iba de excursión con los de segundo.

La leche ya estaba hirviendo y yo ya estaba vestida, mi madre estaba haciendo las camas.

Cuando terminé, me puse los zapatos azules con rayas negras,que ya me quedaban algo pequeños.

Al salir de casa, mientras mi madre arrancaba el coche, yo miraba por la ventanilla como los árboles del bosque que bordeaban mi casa. Se movían todos a la vez y las hojas hacían un sonido que anunciaba la llegada de la primavera y con ella los animales que salían de sus madrigueras.

Ya podía ver desde la ventana pequeña del coche de la parte trasera, el colegio, una curva más y ya estaríamos en él.

De repente mi madre dio un volantazo, ya que se le había cruzado un conejo por el camino, el volantazo fue tan brusco que me hizo saltar de mi asiento y golpearme contra la cabecera del asiento del copiloto, con tanta mala suerte que me golpeé en el brazo y me lo rompí.

Después de ir al médico para hacernos una revisión y de pasar un buen susto nos dimos cuenta de que aparte de unas magulladuras y un malestar general, solo se me había roto el brazo y mi madre y yo estabamos en perfectas condiciones.

Ese día no fui al colegio por eso a pesar del golpe estaba de muy buen humor.

                                                                      

            
 

Recuerdos de un malísimo día

Recuerdo ese día como si fuera ayer. Aun me siento muy culpable por ello. Mis amig@s me dicen que lo olvide, que no esté triste y que no me sienta culpable porque no fue mi culpa, y yo quiero hacerles caso, pero ahora pregunto: ¿Cómo os sentiríais vosotr@s si os pasara esto...?

Hoy es el día:12/2/08 y son las 4:30 de la mañana. Yo duermo, tranquila en mi cama, sin esperarme nada. A las 6:00 de ese mismo día recibo una llamada de una amiga que vive en Mallorca (mi sobrinita es como le llamaba) yo no le cojo el teléfono, pienso: Buah! que pereza, ya la llamo luego, a las 7:15 me levanto. Y se me olvida, no la llamo, voy a clase y estoy con mis amigas, como si no pasara nada. Vuelvo a casa, como, hago los deberes y salgo a dar una vuelta con mis amig@s. Al llegar a casa me conecto al msn, renuevo el fotolog, escucho música, bailo, me lo paso bien y recibo otra llamada de el hermano de mi amiga, entonces me acuerdo, se me olvidó llamarla!!cojo el teléfono y escucho que Cente (su hermano) llora al otro lado del teléfono, me asusto y digo: ¿Cente qué pasa? Pero el seguía llorando y no era capaz de hablar y entonces le dije: Cente mándame un sms y luego me llamas cuando seas capaz de hablar, ánimo aunque no sé lo que te pasa, y Cente cuelga. 20 min. después recibo un sms que dice:

Taty linda, siento no poder hablar pero estoy fatal, mañana examinan a mi hermana y pasado la entierran, dicen mis padres que en la carta que mi hermana escribió antes de suicidarse ponía que quería que tú estuvieras en su entierro, que solo así sería feliz en el cielo, y que no te olvidaras de lo que ella te dijo de la estrellita brillante, dice mi madre que ella paga el billete, te necesitamos, mi hermana te necesita, por favor pídele a tus abuelos que te degen venir.

Se lo conté a mis abuelos llorando pero no me dejaron ir por mucho que se lo supliqué. Me siento culpable por no haber estado cuando la enterraron, cuando más me necesitaban y me siento fatal por ello y culpable también por no haber cogido la llamada, ni haberla llamado luego, solo hay tres cosas que nunca olvidaré aparte de que una gran amiga se fue:

1º-Que mi mejor amiga, Sandra, estuvo ahí apoyándome en todo y se lo agradezco.

2º-Escuchar a Cente llorar sin ser capaz ni de hablar y el miedo que pasé.

3º-Lo que mi amiga me dijo:

   -Cuando mires al cielo y esté lleno de estrellas preciosas y me necesites a tu lado, aunque yo siempre estaré aquí contigo, busca la estrella más grande, bonita y brillante, dí mi nombre y lo que me quieres decir, llegará hasta mí, yo siempre estaré aquí.

Creo que ella ya sabía que se iba a morir, que ya lo tenía planeado y que solo me llamó para despedirse de mí pero, aun así, sigo pensado que si hubiera cogido el teléfono o la hubiera llamado lo antes posible podría haber hablado con ella y quizás impedir todo esto. Vosotr@s que pensais?