miércoles, 29 de abril de 2009

El bosque fantástico

El pasado año yo me fui de excursión con mis padres al bosque de Pontevedra. Verdaderamente fue un día maravilloso comimos en unas mesitas de piedra y nos divertimos mucho pero por la tarde fuimos a caminar por un sendero.

Pero allí fue donde todo sucedió.

Cuando íbamos caminando por el bosque oímos el sonido de un cuerno, uno de estos antiguos que ya solo se escuchan en las películas.

Mis padres sorprendidos se preguntaron qué era aquel extraño ruido. Así que decidieron ir alejándose del camino en busca del extraño ruido.

Pero me dejaron aquí solo en medio del camino al lado de mi mochila

Así que esperé mucho tiempo, quizás horas, pero el caso es que después de esperar allí sentado y  ver que no llegaban, decidí seguir el camino.

Era una larga caminata y el camino no parecía tener fin, pero después de mucho caminar, se estrechaba y torcía a la derecha desembocando en  un claro amplio.

Dejé que los ojos se me acostumbrasen a la  luz del sol de media tarde.

Observé el claro con detenimiento de un lado a otro y, situado cerca del centro se encontraba un hombre, vestía una túnica azul y su melena dorada  emanaba luz propia junto al sol de media tarde.

Parecía un elfo de un cuento.

A principio de verme se asustó un poco quizás porque nunca hubiera visto un humano, pero al momento se acerco como una flecha  y con una voz que resonó en todo el bosque me saludó de una forma un poco extraña.

- Saludo humano, bienaventurado seas por haberme encontrado-

Yo simplemente contesté

-Hola-

Así, después de la presentaciones y de charlar un poquito Teirín, que así se llamaba, dijo:

- Deberías volver con tus padres que seguro que te están esperando en el sendero-

Así emprendí el camino de vuelta junto al elfo. Mientras caminábamos hablamos de nuestras culturas y mientras eso el sol de la media tarde dio paso a un crepúsculo oscuro

Así cuando llevábamos rato caminando juntos el elfo se despidió y con una reverencia me entregó un cuerno que cuando lo hiciera sonar él aparecería a ayudarme así seguí andando y al doblar la esquina me encontré de bruzes con mis padres que nunca me preguntaron a donde había ido y yo nunca revelé la existencia del cuerno.

4 comentarios:

Ursula Fernandez dijo...

Buen relato, me gusta.El final es un poco raro, pero bueno...

Nerea Fernández dijo...

longa caminata?
no será larga caminata?
aaai...castrapiñooo :D:D

Yaiza Martinez dijo...

vale rubén....
me gustaa =)

Laura Nerga dijo...

Esta muy bien tu relato.
Siempre se te dieron bien escribir cosas asi..enga un beso enorme loco...
te quierooooo!!




*LaU*