martes, 9 de febrero de 2010

El carpintero y sus hijos

Érase una vez un carpintero que vivía en una aldea con su mujer y sus 4 hijos. La mujer cuidaba de los animales y de sus hijos.

Al cabo de tres años la madre enfermo. Su marido tuvo que dejar de trabajar para estar con sus hijos. Pasado un mes o así la madre murió. El marido fue el que peor lo llevó, pero gracias a sus hijos luchó por todo. Su hija mayor era la que le ayudaba en todo. Mientras que el padre estaba trabajando ella se encargaba de ordeñar las vacas y de lo que podía hacer, también les preparaba el desayuno a sus hermanos

Los más pequeños limpiaban su habitación pero no hacían nada más porque su padre prefería que estudiasen para que tuviesen una carrera y pudiesen trabajar de algo que les gustase

Todos los domingos iban al cementerio a llevarle un ramo de flores. Su hijo más pequeño es el que más lloraba y su padre si lo veía llorar se ponía muy triste.

Al cabo de 3 años el padre se casó con una mujer con mucho dinero, pero el padre no la querían por el dinero sino porque se portaba muy bien con él y sus hijos

Dejaron de vivir en el monte para vivir en una ciudad. Los niños cuando vieron un montón de gente corriendo de aquí para allá con bolsas y cosas así quedaron alucinados, la madrastra fue con los hijos del marido a una tienda donde había vestidos y pantalones que ellos nunca habían visto. Luego se fueron a un restaurante, pidieron comida para llevar porque los niños querían comer en el parque.

Los niños se divirtieron un montón pero empezaron a echar de menos a su madre, no le dijeron nada a su padre para que no se preocupara.

Cuando llegaron a casa de su madrastra sintieron algo extraño allí dentro pero no sabían lo qué

A las 10 cenaron. A las 11 todo el mundo se tenía que ir a dormir. Las habitaciones estaban muy separadas. La del hermano mayor era la que estaba al fondo, es decir estaba más oscura que las demás. Cuando el hermano mayor se estaba quedando a dormir escuchó un ruido, el pensó que podía ser su padre mirando si ya estaban durmiendo, pero no, no era su padre. El niño metió la almohada debajo de las sabanas y él se metió debajo de la cama para ver quién era esa extraña sombra, cuando se acercó vio a una señora de unos 52 años o así con unos pelos no muy normales porque parecía que no había ido a la peluquería nunca, su rostro era pálido, era muy delgada, destapó las sábanas y cuando vio la almohada se fue corriendo. El hermano mayor con el miedo que tenía puso una silla en la puerta para que nadie pudiera entrar, se metió en casa sin mirar para atrás pero no fue capaz de dormir.

A la mañana siguiente, se lo contó a su padre, pero él no le creyó, le dijo que lo más seguro era que hubiese sido una pesadilla. El niño para no discutir con su padre le dijo que él también creía que había sido una pesadilla, pero el niño en verdad sabía que eso había sido real, pero que muy real. El niño le pregunto a sus hermanos si habían oído algo extraño y ellos le dijeron que no.

Cuando estaban comiendo la madrastra fue un momento a su dormitorio y el hermano mayor fue detrás de ella para ver si era ella la que se le había aparecido de noche y en efecto había sido ella. El hermano mayor se estuvo preguntando toda la hora de la comida por qué habría ido a su habitación, pero claro cuando entró ella parecía que tenía 52 años. ¿Pero cómo es posible? El no sabía cómo contestar a la pregunta que él mismo se había hecho.

Cuando se quedó a solas con el hermano mediano le dijo lo que le había pasado. Él se lo creyó porque no creía que su hermano mintiese con esas cosas. El hermano mediano le intento ayudar para saber por qué la madrastra había ido a la habitación y además aparentando 52 años.

Eran las 10:30 y el hermano mayor y el mediano se metieron en el dormitorio del padre y de la madrastra, exactamente debajo de la cama a las 11 su padre y la madrastra llegaron al dormitorio. A las 12 o así el padre ya estaba durmiendo pero la madrastra no. Al poco rato se levantó de cama y salió del dormitorio y el hermano mediano detrás la madrastra se sentó fueran en el jardín y empezó a llorar. Entonces el hermano mediano fue y le preguntó por qué lloraba. Ella le dijo que mañana se lo diría.

A la mañana siguiente el mediano se lo preguntó pero ella dijo que no había dicho nada de eso. El mediado se puso a pensar como nunca había pensado y se preguntó para sí mismo ¿será sonámbula? A lo mejor lo era quién sabe.

Por la tarde se lo preguntó a su padre. Él le dijo que no, que no era sonámbula, porque nunca se levantaba de cama por la noche. Entonces le dijo el mediano que ayer la había en el jardín y estaba llorando y que le había preguntado por qué estaba llorando y ella le había contestado que se lo diría mañana, es decir, hoy.

Pero ella negó todo porque dijo que no estuvo en el jardín ni llorando pero él sabía que la había visto. Este misterio va a ser difícil de que se acabe, pero habrá que intentarlo.

El hermano mayor decidió poner una cámara en el dormitorio para vigilar a la madrastra, el hermano pequeño fue el más valiente para entrar en el dormitorio y poner la cámara.

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