jueves, 4 de febrero de 2010

Tutibodymanchas


Un día lluvioso de verano, el pequeño Manuel fue a pasar dos días a Portugal con su familia. Pasaron la noche en un hotel llamado Hilton porque todavía no habían llegado a la aldea y estaban muy cansados.


Por la noche, el pequeño Manuel tenía mucha sed y, por lo tanto, fue al baño a por un vaso de agua, como en el baño el agua la encontraba algo caliente, decidió ir a la fuente de la entrada. Bebió hasta hartarse, luego fue al baño...


-¡Cuidado!


Le gritó una voz desde una de las duchas.


-Ten cuidado, va a por ti y a por tu familia.


Manuel comenzó a gritar.


-¡Mamá, ayúdame!...
A la mañana siguiente, Elisa, la madre de Manuel fue a la cocina a recoger el desayuno para Manuel y Cristian, su marido.
Durante el desayuno Manuel estuvo muy callado, sus padres pensaron que era a causa del sueño.


-Falta poco para llegar a la aldea- dijo Cristian con cara de agobiado.


Diez minutos después llegaron a la aldea. Manuel salió del coche muy asustado, pero a la vez muy contento por estar allí. En primer lugar se dirigieron a la casa rural donde habían ido a pasar dos días.


Lo primero que hicieron al llegar a la casa fue desempaquetar el equipaje, a continuación Elisa preparó algo de cenar mientras Manuel se tomaba un baño en la segunda planta, y Cristian encendía la chimenea.


Manuel terminó de ducharse y mientras hablaba con su madre comenzó a subir las escaleras para ir a la habitación a ponerse algo de ropa cómoda.


-¡Mamá, Mamá!- gritó Manuel -mira lo que tengo-.


Manuel fijó la mirada en su madre y se dirigió directamente hacia ella.


Tenía todo el cuerpo cubierto de una especie de manchas moradas.


Los padres de Manuel estaban muy asustados y preocupados porque Manuel no paraba de moverse de una manera muy extraña, diciendo cosas sin sentido de tal forma que decidieron llevarle al hospital.
De camino al hospital Manuel se encontraba cada vez peor. La madre pensó que las manchas que tenía por todo su cuerpo, podía ser por un virus llamado "Tutibodymanchas", que suele haber en el agua que llega desde la frontera de Rusia. Al llegar al hospital el enfermero que estaba de guardia le dijo que esperaran cinco minutos en la sala de espera porque iba a avisar a un enfermero especializado en estos casos de enfermedades venéreas. El médico le comentó que era una enfermedad incurable. Que las manchas que tenía por su cuerpo se iban a hacer cada vez más grandes, hasta que explotaran y todo su cuerpo se quedara cubierto de pus lila.


Al enfermero no le quedó otra alternativa que vendarlo completamente, para que cuando las manchas explotaran no se quedara de color lila.
Los padres del niño como ya era tarde se fueron a casa. Cuando todo acabó el enfermero llevó a Manuel con sus padres.
Manuel al llegar a casa vio que sus padres estaban dormidos, por lo que él también se fue a dormir.
A la mañana siguiente Elisa fue a despertar a Manuel, Elisa se llevó un espantoso susto al ver que había un intruso disfrazado de momia en la cama de su hijo Manuel.


La madre empezó a corretear por la toda la casa como una histérica para avisar a su marido y acabar con ese espantoso ser. El niño aún estaba totalmente dormido.
El padre de Manuel, al principio, estaba también un poco histérico por lo que le contó su mujer y por lo que vió con sus propios ojos.


El niño se despertó y rápidamente escuchó los gritos de sus padres. Iba a bajar las escaleras para poder contactar con ellos, pero le surgió un imprevisto, estaba completamente vendado de pies a cabeza, de tal forma que no era capaz de moverse. Se tiró al suelo para poder coger las tijeras. Las tijeras eran tan pequeñas que no servían para cortar el envoltorio que le cubría todo el cuerpo.

Manuel estaba muy nervioso porque no era capaz de sacarse las vendas. Lo intentó con las tijeras con un cuchillo e incluso con sus propios dientes, pero nada daba resultado, todo eso era muy difícil. Se tiró por las escaleras para poder ir a hablar con sus padres.
Manuel gritó y gritó pero sus padres no lo escuchaban, él seguía gritando desesperadamente. Finalmente los padres lo escucharon, fueron a su lado. El niño tenía el cuchillo con el que intentaba cortarse las vendas. Los padres lo vieron con el cuchillo en la mano y se asustaron aún más. Empezaron a corretear por toda la casa y Manuel los seguía corriendo y gritando desesperado piediendo ayuda. Al final los padres entraron en razón y se dieron cuenta de que escapar de su propio hijo iba a ser aún peor, por lo tanto Elisa lo cogió de la mano y le mandó sentarse en el sofá para poder hablar tranquilamente. Los padres y Manuel entraron en razón y decidieron llamar a un médico.

Al cabo de media hora el médico llegó a su casa, pensó que sería mejor operarlo por lo que lo llevaron al hospital y allí se inició la operación. Tardaron dos horas y diez minutos pero al final todo salió bien.

Después de la operación Manuel y sus padres volvieron a su ciudad natal donde siguieron con sus vidas como si nada hubiera pasado.

2 comentarios:

Lucía Vieitez Portas dijo...

Muy chulo Esther.

Laura Vidal Paz dijo...

Es precioso! Nunca pensé que podrías llegar a hacer algo tan bonito, en serio, me sorprendes.
Sigue así, muy buen trabajo, se nota que lo trabajaste mogollón.