martes, 9 de febrero de 2010

La venganza

Era una noche tranquila, demasiado tranquila para lo habitual en la villa de Rivadavia. Estaba yo sentado en la puerta de mi casa comiendo pipas, ya que era una noche tranquila aproveché. En esto que vi a dos hombres discutiendo a grito tendido, uno de ellos sacó un arma y le disparó tres tiros seguidos en el pecho, en esto que apareció por ambos lados de la calle mucha gente, se trataba de dos bandas rivales y los dos hombres que discutían ambos cabecillas de las bandas. Mi padre me cogió por el estómago y me metió para dentro de casa, cerró la puerta, y se abrió el fuego enfurecido. Todo era ruido de disparos, ventanas rotas, gritos de gentes etc. Yo le pregunté que por qué no venía la policía y hacía algo, él me contestó que la policía no hacía nada, que no les interesaba que muriese gente. Después de unos diez minutos de ruidos, reinó la calma, yo me fui a la cama pensando en lo que me había dicho mi padre de la policía. A la mañana siguiente me levanté pronto para ducharme e ir a colegio, desayuné y marché camino del colegio. A medida que iba caminando observaba que las cosas habían cambiado mucho en el barrio. Ya no era lo mismo que era hace unos años. Había gente que se drogaba en cada esquina, niños ejerciendo la prostitución, gente con armas en la cintura por protección, niños robando a plena luz del día, en fin cosas que hacen que salgas a la calle con miedo. Yo por eso solo salía a la calle para ir de casa al colegio y del colegio a casa y por la noche se complicaba, violaciones, asesinatos, etc. Yo soy una persona que quiere mucho a su familia y que soy capaz de hacer cualquier cosa por mis padres y mis hermanos, incluso matar. Un fin de semana volvían a casa dos hermanas mías, después de una noche de fiesta con sus novio, en esto que faltaba menos de una manzana para llegar a casa aparecieron dos chicos encapuchados, uno con un revolver y otro con una navaja, les pidieron el dinero a gritos y cuando se lo dieron, el del revolver asestó un tiro en la frente a uno de mis cuñados y otro tiro a mi otro cuñado cuando intentó hacer algo una de mis hermanas una puñalada le atravesó el pulmón y la mató y a mi otra hermana dos puñaladas en el estómago que la dejaron mal herida pero no la mataron, la dejaron en cuidados intensivos. Yo me enteré a la mañana siguiente, la noticia me destrozó me rompió el corazón con 15 años y sufro la pedida de una hermana y a la otra si la quiero ver la tengo que ver en una camilla atada a unos tubos para respirar, ver a mis padres y hermanos destrozados, no puedo soportarlo. Por la noche cuando todos dormían me levanté para ir al baño y escuché a mi padre hablar en el patio, me acerqué y vi a mi padre de rodillas y con las manos cruzadas y rezando en susurros, decía que ojala muriesen los desalmados que le habían hecho eso a mis hermanas.
Volví a la cama sin hacer ningún ruido para que mi padre no me escuchase. No pude dormir en toda la noche pensando en mis padres y en mis hermanos.
El sábado a las once y media salí de mi casa y fui hacia la esquina donde se encontraban los más peligrosos, malos, ladrones, asesinos... Con mucho miedo y en voz tranquila dije -quiero comprar un arma- Todos se giraron hacia mí, se rieron a carcajadas en mi cara. Todos menos uno que se quedó sentado mirándome con mirada fría. En esto saqué un fajo de billetes del bolsillo. Todos se quedaron serios. El que me estaba mirando serio me dijo -¿vienes por lo de tus hermanas?- Yo le dije que sí y me respondió -¿estás seguro? - Llorando le dije que sí. Me preguntó si sabía quiénes eran los que les habían hecho eso a mis hermanas. Yo en eso no había pensado. Me dijo que si hacía algunos trabajos para él me los entregaba. Acepté. Me dijo que volviera el siguiente sábado.

Se trataba de esperar en la puerta de un pub y recibir un paquete y entregárselo a él.

Salió todo muy bien, pero me esperaba otro trabajo. Me dijo que volviera el sábado siguiente.

Cuando llegué a su casa estaban todos preparándose para algo que parecía gordo, efectivamente se trataba de un ajuste de cuentas.

Me dieron un arma y me preguntó ¿sabes usarla? Obviamente no sabía usarla, pero le dije que sí. Me dio una 9 milímetros. No había visto algo así nunca.
Cuando llegamos la calle estaba desierta, parecía aquella noche cuando discutían esos hombres. Apareció una banda por el otro lado de la calle, entonces el hombre para el que yo trabajaba se levantó del suelo con una repetidora y empezó a disparar. Volaban tiros por todas partes. Yo seguía en el suelo muerto de miedo, cuando vi que se acercaba por un extremo un tío y apuntaba a mi jefe. Pensé que si lo mataba no obtendría a los tíos que habían matado a mi hermana. Fue cuando pensé rápido, me levante y mate a ese tío. De repente se acabaron todos los disparos. Se acercó el jefe de mi banda, me dio un abrazo y me dijo -me salvaste la vida- yo le pregunté qué había pasado, por qué se había acabado todo y me respondió que yo había acabado con el cabecilla de la otra banda.
Me cogieron dos chicos de mi misma banda y me alzaron en brazos y fuimos a nuestro garito. Empezamos a beber y a celebrarlo.
Me acerqué al hombre para el que trabajaba y le pregunté, ¿cuándo terminaré de hacer trabajos y me entregarás a esos tíos? Me respondió -creo que ya te lo mereces- chasqueó los dedos y los chicos me los trajeron. Estaban atados de manos, los dejaron en el suelo y la cabeza me decía mátalos y el corazón lo mismo. Empecé a darles patadas,
pero sin matarlos había alguien que lo deseaba más que yo. Les pedí a unos chicos que me ayudaran a llevarlos. Entré en casa y le dije a mis padres llorando -Dios oyó vuestras plegarias- y grité -!!!entrad!!!- y los chico de mi banda entraron en mi casa con esos tíos. Mi padre me miró y me dijo -gracias de verdad gracias- Y con la voz seria y alta dijo - VENGANZA-.