miércoles, 12 de diciembre de 2007

El sueño de Fran

Érase una vez, un niño llamado Fran. Fran solía navegar en un barco con su padre todos los fines de semana. Hasta que un día, estando navegando, su barco se quedo sin gasoil.
Pasadas dos horas, emgrapezó a desatarse una gran tormenta, y cuanto más tiempo pasaba, más grandeseran las olas, (de hasta diez metros).
Fran tenía mucho miedo e intentaba coger a su padre del brazo, pero era imposible, el continuo movimiento de las olas, apenas le dejaba moverse. Derrepente, el barco se partió en dos, y Fran logro saltar de el, pero el padre no.
A la mañana siguiente, no se sabe como, pero Fran apareció en una isla aparentemente desierta.
Él tenía mucha hambre y no sabía que hacer. Émpezo a andar por toda la isla. Subió, bajó, volvió a subir... pero nada, no encontraba nada por ninguna parte.
Hasta que... a su derecha encontró un árbol lleno de plátanos, peras, manzanas, cocos, naranjas...
¡Pero que estaba viendo!, ¡era un árbol mágico!. Fran comió hasta que no pudo más.
Luego pensó que ya que iba a dormir allí, debería hacer una cabaña.
Así fué, consiguió un par de piedras afiladas, y se dispuso a talar un árbol.
Le dió un golpe con la piedra, y... ¡ ZAS !, ¡ increible!, eñ árbol cayó de un solo golpe. Aquellas piedras también era mágicas.
Después de talar un par de árboles fué a buscar algunas lianas para atar la madera, y también unas ramas de palmera para usar de tejado.
Lo junto todo en la parte derecha de la playa para hacerla allí, y de forma inexplicable, la cabaña se empezó a hacer sola, sin tener que mover ni un solo pedazo de madera, ¡ Alucinante !, dijo Fran. ¡ Menuda cabaña !, ¡ ha quedado impecable !.
Fran sabía que aquella isla tenía algo especial pero no sabía el que. Así que se puso a investigar toda la isla.
Comenzo por adentrarse en el bosque, caminando sin parar.
Media hora más tarde se encontró con un agujero en el suelo, del que salía una voz pero no lograba escuchar lo que decía. A medida que iba bajando había más claridad, que raro, debería ser al contrario, pero siguió bajando, y esa voz le sonaba muchísimo.
Ahora la escuchaba perfectamente, y le decía, Fran, despierta, vamos, que hay que ir al cole.
Y Fran se despertó de su fabuloso sueño.
A partir de aquel día decidió no ir nuca más en un barco.
Afortunadamente se quedó todo en un sueño.

F I N

1 comentario:

Aarón Marcos dijo...

cuidado con lo rapido que escribes que pusiste palabras que no existen