miércoles, 25 de junio de 2008

Los hermanos

Había una vez dos niños muy pero que muy buenos que se pasaban el día luchando contra las peores bestias. Pese a ser hermanos eran muy diferentes, el mayor amaba a la princesa de su pueblo y el menor rechazaba a las mujeres.

Un día descubrieron que en aquel pequeño lugar no quedaban ogros, pero leyeron un cartel que decía: "A los que rescaten a mi hija secuestrada se le recompensará con el matrimonio de ella."

Al día siguiente los dos hermanos fueron en dirección a las montañas, donde todo parecía indicar que era donde se encontraba la princesa. Aquel lugar según el pueblo era un sitio maldito del que nadie sabía cómo salir. Se decía que un grupo de amigos fueron a cazar al bosque y nunca volvieron, no se sabía si se perdieron o no, pero los que fueron en busca de ellos aparecieron dos días después heridos y llenos de magulladuras, se puede decir que medio muertos aunque cuando se recuperaron no quisieron decir nada de lo que les había ocurrido y desde esa, la gente dice que ese sitio está maldito y nadie nunca más se ha vuelto a acercarse por la zona.

Los dos muchachos mientras se encaminaban a las montañas se cruzaron con unos guardias, que tenían unos trajes bastante bellos y muy caros, lo que hizo sospechar a los dos hermanos. Tuvieron que esconderse, porque no querían que supiesen que ellos estarían en ese lugar maldito, eso complicaría mucho las cosas para rescatar a la princesa.

El primer problema no tardó en llegar: en el valle, aún no sumergidos en la montaña, ya le aparecieron a los jóvenes príncipes una decena de aves muy extrañas, con una cabeza diminuta y un cuerpo enorme, gigantesco; era algo de un mundo fantástico. Los héroes pronto se dieron cuenta de que ese ser para el resto de los seres humanos era desconocido. Sacaron sus espadas y el escudo y se pusieron en posición de lucha. Los príncipes se sorprendieron de como las aves se dirigían hacía ellos de forma pacífica, poco agresiva. Fue ese el momento en el que bajaron su armamento. Fue mayor la sorpresa cuando las aves comenzaron a hablar:

-No queremos hacer daño. Sabemos lo peligroso que es este lugar y lo conocemos perfectamente- los hermanos escuchaban anonadados. Siempre ayudamos a los valientes que viene en busca de objetivos buenos, y vosotros creo que sois de esas personas. Aparte tengo la sensación de que vais a ser los primeros en salir airosos de este bosque maldito ¿Cual es vuestro objetivo?

Los hermanos tardaron unos segundos en reaccionar y respondió el mayor:

-Rescatar a la bella princesa del pueblo de donde procedemos, y también intentar que este bosque deje de ser maldito y se convierta en un lugar plácido.

-¿Y como lograremos eso?- respondió una de las cinco aves que se hallaban en el lugar.

-Derrotando a todas las bestias de este bosque- afirmó el hermano menor.

-¡¡¡Pues en camino!!!- gritó eufórica una de las aves fantásticas- que tenemos mucho camino que recorrer y muchos secretos que descubrir.

Se pusieron en camino, en irección a la parte más oscura del bosque, donde se oían lamentos de fantasmas, según cuenta una leyenda que les contaron las aves.

De camino a las montañas encontraron una cueva que estaba entre unas rocas gigantescas de aspecto misterioso, como eran muy curiosos no se pudieron contener y entraron dentro: allí había una especie de altar, con un velo negro, el cual tapaba un objeto cuadrado y muy voluminoso. Se iban acercando para destaparlo y cuando estaban a punto de rozar el velo se escuchó una voz fría y severa diciendo: si lo hacéis os arrepentiréis. El hermano menor, que tenía la sensación de que si lograba destaparlo pasaría algo grandioso, intentó tocarlo y al momento le alcanzó un rayo de luz que provenía de las manos de un ser extraño, parecido a una bruja, que apareció repentinamente detrás del altar, que hizo que retrocediera dos pasos y se pusiera, el hermano menor, a gritar en una lengua extraña, algo ininteligible, pero por los gestos era como si su mente se estuviera transformando, y de repente, con un movimiento rápido, sacó su espada e intentó matar a su hermano mayor, y justo en el momento en el que lo iba a tocar con su espada, una de las aves puso su ala delante de el mayor para protegerlo, lo que hizo que la espada saliera volando sin hacerle ni un rasguño al ave. El hermano mayor para protegerse de la bruja, que estaba a punto de hechizarlo a él también, salió corriendo de la cueva. Después de un rato corriendo y ya alejados de la cueva decidieron lo que hacer, y dijo una de las aves:

-Ahora hay que decidir: seguir en busca de la princesa o encontrar y deshechizar a tu hermano. Tu decides- dijo dirigiéndose al hermano mayor.

-Yo no sigo la ruta en busca de la bella princesa sin mi hermano. Lo tengo claro- declaró el hermano mayor muy decidido.

Después de un silencio, el hermano dijo:

-Hay que arriesgar y volver a la cueva. Sois muy poderosas- dirigiéndose a las aves. Juntos lo conseguiremos.

-Lo intentaremos pero no te aseguramos nada.

Recorrieron el camino de vuelta y ya acercándose a la cueva todos estaban concienciados de que para rescatar al hermano había que vencer una dura y complicada batalla. De repente escucharon una voz:

-No deis un paso más si no queréis concluir vuestra corta vida.

La voz era muy ronca y poderosa que alertó a una de las aves:

-Esa es la voz de las aves "magnalius".

-¿Qué es eso?-preguntó el hermano interesado.

-Son unas aves muy peligrosas y muy poderosas.

Al oír lo que les dijo el ave "magnalius" se detuvieron en seco y hablaron sobre lo que deberían decir. La conclusión fue muy arriesgada:d esafiar a las aves "magnalius" ya que estas eran las protectoras de la bruja. Se lo comunicaron y las rivales que lo aceptaron confiadas.

Después de unos minutos de preparación comenzó la gran lucha entre aves. El hermano mayor observaba la batalla desde una roca y vio a su hermano menor en el interior de la roca. El mayor no le prestaba atención a la batalla porque realmente lo que le importaba era su hermano.

Mientras se estaba desarrollando la lucha, el hermano mayor se acercó a la bruja, que estaba muy ocupada preparando una espacie de poción; así que el hermano mayor, aprovechando que estaba distraida, le cogió un pequeño frasco que tenía guardado en el bolsillo, al lado del pecho, en el que ponía: "deshechizador potente". Esquivó el hechizo asesino que le proporcionó la bruja, y aprovechando que nadie se enteró de nada, fue corriendo hacia su hermano, pero justo cuando iba a llegar junto a él, se tropezó con una piedra que le había lanzado la bruja, cuando el frasco rompió al chocar con el corazón y empezó a derramarse sobre él, en detrimento de la bruja. El hermano pequeño empezó a ponerse colorado, después rojo y luego de un rato fue recobrando su color natural. Cuando se levantó no se acordaba de nada de lo ocurrido en los últimos días, así que le contaron toda la historia, aunque lo que más le interesaba era cuando él empezó a levantarse y las aves al darse cuenta de que el hermano menor estaba ya en su sano juicio acogieron a los hermanos entre sus alas y salieron de la cueva. Ya alejados del peligro y donde todo parecía apacible decidieron hablar sobre lo ocurrido y el futuro inmediato. El intenso día estaba llegando a su fin, por lo que decidieron descansar esa noche en aquel tranquilo lugar.

Amanecía el día, y con él se levantaron los hermanos. Para su sorpresa las aves no se encontraban allí, junto a ellos. Conscientes de que sin las aves no podían continuar el sendero hacia la cumbre de la montaña, donde se encontraba su objetivo, la princesa, que con tanto movimiento en los últimos días casi se habían olvidado de ella.

Los hermanos empezaron a buscar por los alrededores a las aves. Después de un corto tiempo procurando a las aves las encontraron sobrevolando los árboles. Uno de los hermanos, sorprendidos ambos por ver a las aves en aquel lugar, le preguntó:

-¿Qué hacéis por estos lares?

-Cogiendo provisiones para los próximos días, tendremos que comer ¿no?- le respondió una de las aves.

-¡Mi estómago ya se había olvidado de comer!- dijo el menor irónico.

Durante el desayuno, las aves le comunicaron una noticia que trastocaría los planes de los hermanos:

-Nuestro tiempo con vosotros se está agotando. Dentro de diez minutos ya no podremos estar a vuestro lado.

-¿Y eso?- le interrumpió un hermano.

-Tenemos un tiempo limitado para ayudaros y este, dentro de diez minutos se consume. Y si no cumplimos lo obligado las consecuencias serán muy graves.

Los hermanos se pusieron muy tristes y les agradecieron a las aves su ayuda en estos últimos días.

Continuaron su búsqueda con incertidumbre y dudas sobre el camino que deberían de seguir. Pero les llegó una ayuda en un cartel que estaba en mitad de la montaña, en el que se leía: "Castillo del Ogro --->". Pensaron que la princesa podía estar secuestrada por el Ogro por lo que se dirigieron hacia esa dirección con mucho valor. Los hermanos ya llevaban cinco días de recorrido y sus fuerzas flaqueaban. En ese mismo día cayó una fuerte lluvia por lo que pararon a dormir muy pronto. El siguente día se preveía muy complicado ya que no le quedaban provisones, por lo que sería un día sin comer.

Se despertaron pronto la siguiente mañana y fue muy grande el disgusto que se llevaron: no tenían las mochilas, los únicos objetos que tenían. Pensaron en quién se las había podido robar, y fue cuando el menor pensó inteligentemente que podía haber competidores en busca de la princesa. El mayor, muy pesimista, pensó en retirarse de la busca, muy triste, pensando que nunca podría conseguir a la pricesa. Pero el hermano menor quiso animarlo:

-La princesa es un sueño para ti, y para conseguir los sueños hay que luchar.

El mayor se animó con las palabras de su hermano y continuaron su senda. Luego de todo un día de larga caminata el sol ya se estaba escondiendo, cuando asaltaron a los hermanos brusamente dos hombres con aspecto musculoso: le pegaron una paliza y les amenazaron...

María Vidal Bernárdez

Claudia Martínez Gutiérrez

No hay comentarios: