miércoles, 11 de marzo de 2009

El resbalón de Pocaprisa

Invitaron a una boda
a tortuga Pocaprisa,
cerró la invitación
y lanzó una sonrisa.

Muy contenta, muy ufana,
se lavó y se perfumó,
para estar aún más guapa
de adornos se cubrió.

Lleva sombrero de fiesta,
labios rojos y un collar,
sin ganas de echar la siesta
para llegar pronto al lugar.

Salió temprano de casa,
apurada, sin parar,
pensó que sus fuertes piernas
podrían aguantar.

¡Qué ya llega, ya está aquí
y ya sube la escalera!
ya está débil, cansada,
luchando como guerrera.

Pasó un año y otro más,
hasta siete pasaron ya,
no se quiso retirar,
lo decidió intentar.

¿Y en el último escalón,
¿no sabeis lo que pasó?
metió un acelerón,
finalmente resbaló.

La caída no fue grave,
todo el mundo echaba risas.
Estas cosas siempre pasan
por ir a los sitios con prisas.