jueves, 3 de diciembre de 2009

La noche de Halloween

Es una larga historia, así que será mejor que os sentéis y os pongáis cómodos.

Fue una noche terrible, con tormentas, huracanes y peor aún, lleno de terremotos con potencias capaces de abrir un agujero por toda la tierra.

Lo peor de todo es que todo esto sucedió en la noche de Halloween. La única diferencia entre esta y las demás que habían pasado en años anteriores era que, aparte de las tormentas, no había nadie en las calles, las tiendas habían sido destrozadas, los hospitales llenos de persona manchadas de sangre y personas muertas, el parque de bomberos estaba vacío, pues todos los bomberos habían decidido irse a sus casas y quedar allí con sus familias hasta que todo hubiera pasado.

Casi nadie sabía que esta noche de tragedia y terror no iba a acabar tan pronto como esperaban. Cierto, solo una persona sabía que esta noche sería la más larga y desastrosa de todas.

Este pobre hombre era uno de los desafortunados que tenía que estar en las carreteras cada mañana, día, crepúsculo y noche.

Este hombre no tenía dinero, ni un trabajo. Fue por esta razón que se vio obligado a tener que dormir y vivir como un mísero vagabundo.

Este hombre había leído en un libro que se trataba del fin de la tierra, y al acabar de leerlo no se lo podía creer, pues el libro había dicho que dos miembros de su familia podían escuchar a los muertos y hablar con ellos. También había leído que el fin del mundo llegaría el treinta y uno de Octubre del año 2010.

¡Era precisamente ese año y ese día de ese mes! Lo que más le extrañaba es que el libro también había puesto los nombres de aquellas dos personas que podían hablar con los muertos. Uno de esas dos personas era el mismo.

Ahora que había llegado ese día, empezó a comprender la razón en la que siempre había visto unos signos que se parecían a unas coordenadas de GPS. Ahora que se concentraba en ellos podía ver hasta trozos del lugar en el que se debía esconder si quería sobrevivir y hacer nacer de ese mundo una nueva Tierra.

Al darse cuenta de lo que podía hacer, decidió intentar ayudar a todos los que podía.

Como no tenía mucha ropa decidió entrar en una casa y coger prestada un poco de ropa. Tuvo suerte, pues encontró una casa bastante bonita y mejor aún, los dueños estaban fuera en Tailandia de vacaciones. Aprovechó esta oportunidad, entró, se duchó, se vistió y encontró algo para comer.

Después del festín se adentró en la ciudad y contempló como otro vagabundo se metía en lo que recientemente había sido su "casa móvil". Pensó en echarlo pero sintió un poco de pena por ese pobre hombre y le dio la dirección de la casa en la él se había refrescado y encontrado algo para comer.

El pobre vagabundo le dio las gracias y se marchó enseguida en dirección a la casa.

El "viejo vagabundo" se sintió mejor después de haber hecho una buena obra y siguió su camino hacia el centro de la ciudad para predicar que el apocalipsis llegaría esa noche.

Él sabía que probable mente le llamarían chiflado y que llegaría la policía para intentar bajarle de su pedestal e intentar solucionar su supuesto problema mental.

Claro, ya sabía que probable mente pasaría todo eso, sino más cosas, pero tenía que intentarlo pese a lo que le pasaría, pues millones de vidas de todo el mundo estaban en sus manos.

No sabía porque ni cuando el libro había contenido su nombre ni los de sus familiares. Lo único que sabía era que si solo hubiese empezado a leer el libro antes, nada de esto habría pasado y si siguiera así a lo mejor habría tenido un poco más de tiempo. Siendo como era, decidió retroceder, pensar que era otra persona escuchando lo que tenía que decir y se preguntó: ¿Qué pensaría si yo era otra persona escuchando lo que tenía que decir? Su primera respuesta fue que tendría que estar loco y que debería llamar a la policía por si el señor se hacía daño o la multitud de gente empezaba a ponerse de mal humor y lo intentaban tirar abajo.

Aparte de todos estos pensamientos hubo otro que le apareció de pronto en su cabeza. ¿Acaso estaba loco? loco de vivir en tal estado durante los últimos 20 años sin que nadie le hubiese visto, ni querer haberle visto. Decidió continuar con lo que había decidido en al principio, ayudar a todos cuanto pudiese.

Estaba ya cerca de la plaza cuando escuchó unos gritos tremendos y, al darse la vuelta para ver de dónde provenía aquel ruido se llevó un gran susto al descubrir que el vagabundo al que había ayudado estaba siendo perseguido por una familia que estaba gritando: -¡¡¡COMO TE ATREVES A ENTRAR EN NUESTRA CASA, UTILIZAR NUESTRO BAÑO, CAMBIARTE DE LA ROPA Y DESPUÉS RECOGER NUESTRAS COSAS Y LLEVÁRTELAS!!! ¡¡¡ERES UN SIMPLE VAGABUNDO Y LLAMAREMOS A LA POLICÍA!!!- En fin, el pobre vagabundo estaba gritando que él no había sido y que solo se había dado una ducha... y ya no se escuchó nada más. Le habían alcanzado y le habían empezado a pegar como si fuera un simple perro. El viejo vagabundo, que se llamaba Daniel, no pudo soportarlo y los paró diciéndoles que había una manera mejor de solucionarlo. Esto les calmó un poco pero no lo suficiente, y de pronto se vio obligado a correr cuando ellos intentaron pegarle.

Daniel empezó a correr justo cuando empezó a llover, pero no era lluvia lo que estaba cayendo, ¡¡¡ERA UN TIPO DE ÁCIDO!!! Todos decidieron correr hacia el horizonte donde estaban los búnkeres de emergencia que solo eran utilizados cuando había ataques aéreos. Nadie estaba seguro de si podrían resistir al ácido, pero como todos estaban debajo de la tierra pensaron que sí. Por lo menos al principio.

Al acabar la noche, todos habían muerto, excepto uno, hasta que le cayó encima un meteorito.

3 comentarios:

Raúl Otero Costa dijo...

Los matas a todos, no está mal

Raúl Otero Costa dijo...

bastante bien, lo que más me gusto fue el final, cuando matas a todos

Manuel Riveiro Sotelo dijo...

Anthomy me gusto mucho lo mejor el final, no me esperaba esto de ti.