jueves, 10 de diciembre de 2009

El sueño de Jon

Allí estaba Jon frente a aquella casa tan horrenda. A él le tenía pinta de que la casa estaba embrujada, por lo que no quería entrar.

De pronto entre el extenso bosque salió... Jon estaba demasiado asustado, como para ver que la persona que había salido del bosque era su amiga Clara.


Clara había llegado a aquella casa y, al verla se había adentrado en el bosque, donde se había perdido.


Al ver a Clara, Jon se animó y los dos se decidieron a entrar.


Aquella casa tenía nueve plantas. A la derecha de esas plantas había un gran compartimiento de más de cuarenta metros de altura. Las ventanas estaban todas rayadas y manchadas de sangre. La puerta rota por los extremos y en el tercer nivel se veían unos grandes balcones todos llenos de esqueletos.


El tejado tenía un color verde con unas gotas de rojo y en la chimenea se apreciaba una veleta con una extraña forma. Se trataba de un esqueleto clavándole una espada a una bruja.


Al llegar a la puerta un extraño ruido asustó a los dos.


De la pared salieron dos estatuas con un reloj cada una, donde marcaba las doce del mediodía. A Jon le sobrecogió porque en su reloj marcaban las diez de la noche.


Las estatuas volvieron a entrar y ellos entraron también pero por la puerta. Al entrar contemplaron una sala gigante donde estaban las estatuas. Observaron que las estatuas tenían un engranaje con el que, tanto se movían las estatuas como la pared.


La pregunta era quién movió aquella palanca para que las estatuas cambiaran de hora. Era una pregunta que no tenía respuesta.


Al final se decidieron, movieron aquella palanca y las estatuas cambiaron la hora. Giraron la palanca unas cinco veces y... unas escaleras salieron del suelo. Subieron por ellas y al llegar arriba se encontraron algo muy extraño. El pasillo estaba adornado con unos esqueletos y unos fantasmas de pegatina. De pronto cobraron vida y lo más extraño fue que llevaban armas, entonces... los dos salieron corriendo y se adentraron en el tercer piso. Allí vieron un pasillo muy largo y al final una puerta diminuta.


Entraron por esa puerta y se encontraron con un cíclope. Un cíclope es una criatura mítica con un solo ojo en el medio de la cara, y un poco más arriba tiene un cuerno, que cuanto más grande sea el cuerno más años tiene.


Al ver al cíclope los dos echaron a correr. Salieron por la puerta diminuta y, sin pensarlo llegaron al compartimento de cuarenta metros de altura.


Allí se encontraban otras dos criaturas míticas; se trataban de: una hidra y un dragón negro. La hidra es un animal con más de una cabeza, hasta puede llegar a tener cincuenta. Al cortarle una de estas al poco tiempo se regeneran. El dragón negro es una criatura que tiene la habilidad de volar por lo que se desplaza muy rápido. Además al poseer fuego, puede eliminar de un solo ataque a un ejército de unos quinientos hombres.


La hidra produjo un grito desgarrador con el que llamó a los fantasmas y a los esqueletos que apresaron a Clara.


Al apresar a esta toda esta sala desapareció y Jon apareció en el cuarto piso. Allí escuchó un grito que provenía del último piso al que subió.


Allí había una puerta a prueba del explosivo más potente del mundo el c4. Entró por la puerta que alguien había abierto para que pudiera entrar la hidra. Se escondió detrás de unas grandes cajas de madera y desde allí vio a Clara sentada en una silla, atada con unas cadenas muy gruesas.


Desde esas cajas Jon vio como llegaba un hombre al que llamaron Edgart. Llevaba un aparato que semejaba una mano de metal con la que le tocó a Clara y la mató.
En esto Jon vio que detrás de él había una ventana. Buscó una cuerda, la ató a un saliente de metal y descendió por la ventana haciendo rappel. Al llegar abajo el dragón negro apresó a Jon y lo llevó al tercer piso donde le volvieron a poner las cadenas. En esto Edgart le tocó a Jon y... se despertó. Todo había sido un sueño.

3 comentarios:

Raúl Otero Costa dijo...

Muy chulo

Silvia Francisco Sotelo dijo...

Está muy bien, pero para mi gusto no me gusto demasiado!

Laura Vidal Paz dijo...

Está bien, pero creo que te lo podrías currar más, que cuando quieres puedes hacer trabajos muy bonitos.