Era un soleado viernes por la tarde, uno de esos viernes que siempre se esperan con desesperación, Pedro esteba ojeando las nubes desde el tejado de su casa, fijándose mucho por si veía algo interesante. Mientras las miraba, se puso a pensar: su hermano se había ido de vacaciones con su padre, dejándole solo con su madre, era muy injusto.

Su madre llegó despreocupada hasta donde estaba Pedro, no sabía lo que estaba pasando. Pedro, sollozando,le explicó a su madre lo que había pasado, ella, rápidamente se asustó, al tiempo que decía que fueran al hospital. Pedro se desplazó cojeando hasta el coche,sin dejar de llorar.
Cuando aparcaron cerca del hospital, Pedro corrió dando saltos hasta la puerta de entrada, con su
madre cogiéndole de un brazo. cuando entraron, una señora de apariencia anciana le pidió que se sentase en una silla de ruedas, a Pedro le gustaba la sensación de mover los brazos en vez de las piernas para poder desplazarse dentro del hospital se aburrió un montón, porque solo le hacían radiografías y más radiografías. Lo que más le gustó fué cuando le pusieron la escayola . Después de dos horas y media en el hospital se fueron a casa. Al día siguiente no fué al colegio, pero el siguiente, se lo pasó genial viendo a sus compañeros de clase jugar con sus muletas nuevas.


1 comentario:
ja ja ja ja....
Está muy bien la narración.
¿De donde sacastes l idea?
ja ja ja...
bueno un besito guapa a ver si nos vemos un día de estos, que ya casi nunca hablamos...
te quiero enana....
*LaU*
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