viernes, 15 de mayo de 2009

Yo y la bici



Cuando era pequeño andaba en bici con ruedines. Mi padre insistía en que aprendiera a andar sin aquellas pequeñas y modestas ruedas, y yo, lo intentaba pero me caía. Un día, cuando me dispuse a intentar andar en bici sin los ruedines me caí y rompí la horquilla, menos mal que mi padre arregló la pieza rota.

Cuando ya todos nos habíamos dao por vencidos, a mi padre se le ocurrió quitarme por última vez los ruedines, y sorpresivamente empecé a andar en bici yo solito;



Tomaba las curvas pegado al asfalto, saltaba y subía escaleras y saltaba por encima de barandillas...

Cuando ya llevaba diez minutos andando en bici saltando de aquí para allá vi un salto que miraba para Vigo, no me lo pensé dos veces y salté.

Al principio pensaba que llegaba a Vigo de sobra, pero el viento me soplaba de cara y poco a poco fui descendiendo hacia el mar. Mientras caía me fijé que pasaba el barco que lleva gente de Vigo a Cangas y de Cangas a Vigo, y dio la suerte de que llebaban unas grandes planchas de madera, una en popa y otra en proa, así que use la de popa para aterrizar y la de proa para despegar otra vez, cogí muchísimo impulso ¡¡

Llegué a Vigo, pero tuve la mala suerte de que el viento iba a mi favor entonces seguí volando, pasó todo vigo, y cuando empecé a descender cogí muchísima velocidad.

Me di cuenta de que estaba en Tui, yo estaba alucinado, me preguntaba que estarían haciendo mis padres. Al aterrizar me reventó la rueda de dealante y me pegué el leñazo del siglo, pero no tenía daños graves así que cogí la bici, la puse encima de mi y me fui andando hasta Cangas.